Es una tarde tranquila afuera está oscuro. Las calles tienen un aspecto desgastado y sucio. Aparte de algunas miradas confusas hacia nuestra presencia, la gente se ocupa de sus propios asuntos, vendiendo, comprando, comiendo y bebiendo. Es una noche de lunes normal. 

Estamos visitando una zona a la que, si alguien hubiera tenido la oportunidad, me habría dicho que NO fuera. Y mucho menos de noche. Pero estamos aquí para ver algo diferente y nuestro guía nos dijo que la zona es más auténtica por la noche. Sin embargo, nos dijo que no nos preocupáramos porque había traído algo de "protección": tres chicos que son de la que conocen bien la zona. 

Llevamos 30 minutos caminando cuando se nos acerca un hombre algo enfadado y borracho. Discute con nuestros guías y luego intenta hablarnos en inglés. No le damos demasiada importancia y seguimos caminando. Pero cuando doblamos la esquina al final de la calle, de repente dos policías en moto suben a la acera justo delante de nosotros. Empujan a todo el mundo (menos a nosotros) violentamente contra la pared y registran los bolsillos. Nuestro guía intenta calmarnos y dice que todo está bien. La policía se dirige entonces a nosotros y sugiere que nos están robando. Les decimos que todo está bien, pero no parecen creernos. Nos piden el carné de identidad a todos y, mientras tanto, llegan unos seis agentes más. Esto empieza a parecer la escena de un crimen. Nuestro guía intenta explicar que en realidad es nuestro guía turístico y que todo está bien. Asentimos y sonreímos para convencerles de que estamos bien. Algunos de los agentes nos creen y se van, diciendo que es nuestra responsabilidad si nos roban. Me parece justo. Sin embargo, los agentes de la moto se quedan. Uno de ellos hace una señal por fumar hierba. Ahora parecen sugerir que hemos salido a comprar drogas... Terminan llevándonos a la comisaría de policía tratando de encontrar algo malo. Pero después de muchas conversaciones, llamadas telefónicas y algunos malos chistes de los policías, finalmente nos dejan ir. A la vuelta de la esquina nos encontramos con el resto de nuestro equipo y continuamos el recorrido. 

Nuestro guía nos explica que la policía sólo quería intimidarnos. "Quieren dinero", dice. "Así es la policía aquí. Son muy corruptos. Pero no tenían nada contra nosotros". Nos pregunta si estamos bien, pero él mismo no parece estar muy impresionado por el comportamiento de la policía. Y nuestros guardias tampoco se sorprenden. Cada uno de ellos tiene innumerables malas experiencias con la policía. Sólo porque son de este barrio en particular y sus ropas son viejas. Uno de ellos explica que, aunque el micro tráfico es un problema aquí, "la gente está más preocupada por la policía que por la droga". Dice que la gente "siempre evita ponerse en contacto con la policía", porque incluso cuando son víctimas la policía los tratará como criminales. 

En cuanto a nosotros, dos chicos blancos y altos. Al principio, la policía trató de salvarnos de que nos robaran nuestros amigos. Y cuando les dijimos que no era así, nos acusaron de comprarles drogas. En su mente no había ninguna posibilidad de que fueran nuestros amigos. Sólo por nuestra apariencia diferente. Eso me hizo bastante inconformista. La policía se sentía con derecho a protegerme porque soy blanco, y por eso acosaba a personas que sólo intentaban ser amables conmigo. Esto demuestra que el mundo no es igual para todos. Yo soy una persona a la que la policía intenta proteger (en la mayoría de los casos). Y ellos son personas de las que la policía intenta protegerme. Sin tener en cuenta lo que realmente ocurre. Puede que tengan buenas intenciones al tratar de protegerme, pero con ello están perjudicando a otros. 

El problema para mí radica en la imagen que la policía tiene de estos chicos. Simplemente por su herencia, su aspecto y su ropa, la policía asume que están haciendo algo malo. Esa imagen es tan fuerte que simplemente no pueden creer que hagan algo bueno por nosotros, los blancos. Simplemente por el hecho de que tenemos un aspecto diferente, la policía se ve en la necesidad de intervenir cuando nos ve caminar juntos. 

En mi opinión, el trato de la policía es sólo un síntoma de una imagen que existe en toda la sociedad. Una imagen que es reproducida por las historias en los medios de comunicación, por los políticos que la utilizan para legitimar sus políticas, y por el consiguiente miedo del público que hace que la gente mire con desconfianza a las personas diferentes a ellos. Debido a esa imagen, la gente como yo evita a la gente como ellos. Y cuando caminamos juntos la policía lo encuentra sospechoso porque nadie lo hace. Todo por culpa de una imagen. Una imagen que alimenta el odio y la discriminación, una imagen que produce divisiones y conflictos, una imagen que provoca la violencia policial. Una simple imagen con consecuencias de largo alcance. 

Por desgracia, este incidente no sería la última vez que nos ocurriera algo así a mí y a mis amigos. Y sólo tenemos que encender las noticias para saber que ocurre en todo el mundo, a veces con consecuencias mucho más devastadoras.  

Y, por lo tanto, esta imagen debe romperse a todos los niveles. Por la policía, por sus empleadores, por los medios de comunicación y por cada uno de nosotros. Toma conciencia del efecto que esta imagen tiene en tu propia vida, en tu propio comportamiento. ¿Tienes miedo cuando te encuentras con ciertas personas por la noche? ¿Respondes de forma diferente a cada persona cuando te hace una pregunta en la calle? Creo que la mayoría de nosotros lo hacemos. Y eso es humano. Pero toma conciencia. Toma conciencia de que, aunque la consecuencia de tu propio comportamiento individual pueda ser pequeña e insignificante, juntos creamos una sociedad de racismo, clasismo, sexismo y cualquier otra forma de discriminación. Así que empieza con algo pequeño. Empieza con una sonrisa. Intenta escuchar. Intenta comprender. Porque, aunque parezcamos diferentes. Todos somos seres humanos. Todos tratamos de hacer algo con nuestras vidas. Para mantenernos a nosotros mismos y a nuestra familia. Y, por desgracia, en nuestro mundo no todos tienen la misma oportunidad de poder hacerlo. Es posible que no puedas ayudar a todas las personas con las que te cruzas. Pero sé consciente del daño que puedes causar al ignorar a tus semejantes. Y así como nuestro daño individual puede ser insignificante por sí mismo, nuestro comportamiento colectivo de actos insignificantes puede llegar a ser muy significativo. No tengas miedo de los que no conoces. Y sé consciente de cómo un oído atento o una simple sonrisa pueden ser el comienzo de la ruptura de esa imagen. Hagamos que sea normal que las personas de cualquier tipo puedan pasear juntas por cualquier lugar sin que intervenga la policía.