Bolitas de Leche: las mejores cosas de la vida no tienen qué ser complicadas. Solo necesitan un solo ingrediente importante: amor. Aleida aprendió a hacer Bolitas de Leche cuando era una niña, viendo a su mamá y a su tía. Quien lo habían aprendido de su mamá, quien inició el negocio familiar hace más de 50 años en un pequeño pueblo llamado Sincé. Ahora Aleida, su hermana y otros miembros de la familia continúan conservando la receta generación tras generación. ¿Y cómo recibe la comunidad las bolitas? "¡Tata, tata, tata, tata, tata, les encanta!"
La comida es esencial para la vida humana. No solo por su valor nutricional. La comida es un medio poderoso para contar historias, preservar las culturas e incluso para curar el alma. En comunidades como Sincé, donde la violencia y la pobreza se han llevado tanto, la comida es una forma de recuperar lo que es suyo. Un bocado de esta deliciosa bolita, calienta el corazón e impulsa a la comunidad a mantenerse fuerte, superar los problemas y crear un futuro tan hermoso como el amor con el que están hechas estas Bolitas de Leche.
¡Aprende cómo hacer estas Bolitas de Leche en el video a continuación!
Ubicado en la sabana de Sucre, a tan solo 30 kilómetros de Sincelejo se encuentra el municipio de San Luis de Sincé. Villa de Coral, es un corregimiento de Sincé donde la violencia y el abandono estatal se evidencia en las calles, en los colegios, en sus parques, en cada rincón se ve la carencia absoluta de los derechos mínimos. El agua y la electricidad son escasos. Las calles son de barro y la cancha de fútbol son dos palitos por donde corren marranos y gallos. Un pueblo que carece de todo menos de gente linda, amable y soñadora que busca un mejor futuro para su gente.
Este corregimiento ha vivido la violencia como resultado de la guerra entre los paramilitares, el gobierno y la guerrilla. Además de sufrir diferentes problemática como son los altos niveles de violencia de las pandillas, el microtráfico, los embarazos adolescentes y el consumo problemático de sustancias ilícitas.
En los últimos años el despertar de su gente ha hecho un llamado al cambio, que pide a gritos la atención del gobierno. Mientras ellos esperan por una respuesta, los Sincences no se quedan quietos y de ellos han nacido diferentes proyectos comunitarios, que buscan unir a la comunidad y trabajar junto por un mejor Sincé.
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Un clima bastante húmedo y cálido acompaña nuestra visita. La comunidad sinceana nos recibe acogedoramente, invitándonos a ver la elaboración de un dulce típico de la región: las “bolitas de leche”. Doña Aleida, la dueña del negocio local, nos muestra el paso a paso de la elaboración de las “bolitas”. Acostumbrada al calor de la región, y sin mostrar mayor incomodidad ante el humo de la leña, una de sus colegas menea de un lado al otro, en forma circular, la leche y el azúcar.
Con paciencia y dedicación, van formando cada una de las “bolitas”. Al final, nos comenta doña Aleida, salen alrededor de 450 para la venta. Las empaquetan en recipientes que tienen su propio logo. No solo es un medio de sustento, también se trata de llevar alegría y sabor a los consumidores.
Luego de nuestra visita a doña Aleida, nos dirigimos a visitar uno de los proyectos que surgió entre los jóvenes: “La huerta terapéutica, nutriendo el alma”. Aquí converge el trabajo de jóvenes y grandes, mujeres y hombres que buscan, a través del cultivo, canalizar sentimientos que en el pasado fueron problemáticos, pero que hoy, son el cimiento de una parcela que da ñame, batata, yuca, entre otros. Se trata de ver oportunidades en el camino, aprovecharlas y nutrir el alma, cuerpo y mente.
Amsterdam,
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